1. Misericordia: Es una manifestación del amor evangélico y la disposición ante las necesidades del que sufre, se manifiesta en amabilidad, escucha, generosidad, solidaridad, comprensión, perdón y reconciliación (cfr. Mt 5, 1-12; 25, 31-46).
“Felices los compasivos porque obtendrán misericordia” (Mt 5,7).
2. Libertad: Capacidad de tomar decisiones, fundada en la verdad, que, iluminada por la fe, conduce al rechazo del pecado y a la apertura a la gracia, acogiendo plenamente las inspiraciones del Espíritu Santo (cfr. Jn 8, 31-36; Rm 6, 18-23).
“La verdad os hará libres” (Jn 8,32).
3. Oración: Encuentro del hombre con Dios en el que dialoga con Él, participa de sus dones y recibe la gracia para traducir en actos concretos de fe, esperanza y amor los acontecimientos cotidianos de la vida (cfr. RTOR 5; 2R V, 1 - 2).
“Pon tu pensamiento y cuidado en el Señor y Él te asistirá” (San Fco.).
4. Pureza: Virtud que consiste en amar a Dios con alma y corazón limpio, y evitar en cuanto sea posible los pecados que cometemos. Se manifiesta en la transparencia nítida y plena de la huella de Dios en nosotros, reflejo de su belleza (cfr. Mt 5,8; CIC 2517-2519; 1R XXII, 26; Adm 16, 2; PNPF II, 4).
“Alma limpia, corazón puro y cuerpo casto” (Oración a San José)
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5. Fraternidad: Experiencia cercana, cordial, cariñosa, delicada y alegre de unidad con el hermano, que se fundamenta en el amor a Cristo, por lo que nos reconocemos y sentimos hermanos e hijos de un mismo Padre, dispuestos a realizar fielmente la voluntad de Dios como misión común (cfr. CC 1984,16; CC 2008, 77).
“Que todos sean uno como Tú Padre en Mí y Yo en ti” (Jn 17,21).
6. Minoridad: A ejemplo de Jesús, que siendo rico se hizo pobre, para que fuéramos colmados de la riqueza de Dios, Francisco nos invita a vivir en actitud de servicio y desprendimiento a fin de compartir con los demás los dones que de Dios hemos recibido (cfr. 1R, 8 y 9).
“Aprended de mí que soy manso y humilde de corazón” (Mt 11,29).
7. Armonía con la naturaleza: Compromiso de promover el cuidado y defensa de la vida y la naturaleza, al estilo de San Francisco, amándola, respetándola y reconociendo, que toda la creación es obra de Dios y casa del ser humano (cfr. Sal 8; CIC, 337-344, Cánt).
“Loado seas mi Señor por todas tus creaturas” (Cánt 3).
8. Paz: Como fruto del Espíritu Santo, consiste en establecer relaciones armónicas con Dios, las personas y los demás seres de manera respetuosa. Es vivir interiormente en una actitud cristiana para asimilar los dones de Dios y entregarnos a trabajar por el bien y la prosperidad de los demás, al modo de San Francisco quien fue un hombre e instrumento de paz (cfr. Lc 10, 5; CIC, 2304, 2305; 2R, 3-13).
“El Señor te de la paz” (Núm 6, 26; San Fco.).